Después de la limpieza, y antes de la hidratación, es el momento de aplicar los productos específicos para realizar el tratamiento que necesitemos llevar a cabo.

En verano es bueno aplicar los que tengan propiedades antioxidantes y calmantes para mitigar los efectos de la radiación solar, aunque es mejor después de exponernos al sol.

El cuidado facial puede estimular la circulación sanguínea a través del masaje durante la limpieza y la aplicación de productos, lo que puede mejorar la apariencia de la piel, haciéndola lucir más radiante y saludable.

Tras los productos de tratamiento hay que aportar una hidratación que ayude a fortalecer la función barrera natural de nuestra piel, tanto de día como de noche.

Las mascarillas de hidratación es mejor aplicarlas de noche.

La piel del rostro es particularmente sensible a los daños causados por el sol, la contaminación y otros factores ambientales. Este es un paso imprescindible de nuestra rutina diaria.

Muchos de nuestros productos ya incluyen un filtro solar, pero si pasas mucho tiempo al aire libre, es bueno complementarlo con un protector solar de alto factor.

Mantenerla saludable y bien cuidada la prepara mejor para resistir problemas dermatológicos y ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro.